Conoce los cinco hábitos comunes que nos ocasionan problemas financieros. Reconocer estos hábitos podrían ahorrarte un montón de dinero en un principio, y unos cuántos dolores de cabeza después.
Las deudas no son algo que aparecen de la nada mientras realizamos las actividades cotidianas de nuestras rutinas. Existen algunos hábitos de consumo que nos hacen incurrir en deudas.
Reconocer estos hábitos podrían ahorrarte un montón de dinero en un principio, y unos cuántos dolores de cabeza después.
Esto no parece algo lógicamente posible. Si sólo ganas $1000 al mes, ¿cómo es posible que termines gastando $1200?
Sin embargo, es más fácil de lo que crees. Tan fácil, de hecho, que podrías estar haciéndolo en este momento. Gastar ahorros, pedir prestado, usar créditos son formas primarias de gastar más dinero del que ganas.
Si bien puedes sobrevivir con estos hábitos durante algún tiempo, finalmente los gastos terminarán asfixiándote.
Y en un abrir y cerrar de ojos, tus ahorros habrán desaparecido, tus tarjetas de crédito habrán llegado a su límite, y tú ya no tendrás a quién pedir dinero prestado.
Generalmente, gastar más dinero del que ganas suele ser una forma de gastar el dinero que no tienes. Gastas dinero que no tienes usando tarjetas de crédito y tomando préstamos.
Cuando usas estos instrumentos para pagar facturas y hacer compras, estás creando deuda. Si no puedes tu deuda cada mes, ésta continuará creciendo.
Deberías usar dinero en efectivo para hacer tus compras cotidianas, como son alimentos, gasolina, ropa, y entretenimiento. El atractivo de las tarjetas de crédito está en esa mágica cualidad de pagar después por artículos que compras ahora.
La advertencia es menos factible que pagues la factura de tu tarjeta una vez que ya has consumido el producto, sobre todo cuando se trata de compras ordinarias.
Recurrir al crédito en lugar del efectivo es un hábito pernicioso, especialmente cuando no pagas el total de las facturas a cada mes.
Una de las formas más rápidas de incurrir en deudas es elegir usar crédito cuando tienes el efectivo para hacer la compra. Esto suele generar en el comprador una idea de estar llevándose algo por nada.
De hecho, hay una intensión subconsciente de recibir mercaderías o servicios pero no pagarlos. La conveniencia de dejar tu dinero cómodamente guardado en la billetera tiene un costo.
Efectivamente, es posible que si no lo quieres pagar hoy, tampoco lo quieras pagar mañana.
Cuando usas tarjetas de crédito para pagar otras tarjetas y préstamos para pagar otros préstamos, en definitiva, no estás pagando nada.
Simplemente estás arrastrando tu deuda y incurriendo en más deuda al mismo tiempo. Las transferencias de saldos tienen aranceles en sus transacciones y la mayoría de los préstamos tienen alguna clase de pago a cuenta o arancel de origen.
En consecuencia, cuando usas deuda para cancelar deuda, simplemente terminas peor de lo que empiezas.
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